La panadería y la pastelería son artes culinarias que han evolucionado a lo largo de los años, adaptándose a nuevas tendencias y demandas del mercado. En Colombia, se ha presenciado una interesante evolución en este campo, donde ingredientes locales y tradicionales se han convertido en el eje central de productos innovadores y deliciosos.
Acompáñenos en este viaje en el que exploramos cómo estos ingredientes locales disruptivos, han conquistado los paladares más exigentes y han dado paso a una nueva era gastronómica.
En la variedad está el placer
La panadería y la pastelería están llamadas a evolucionar. Mezclar perfiles de sabores es una de las apuestas más grandes, no solo en Colombia, sino en Latinoamérica pues el consumidor cada vez busca retar su paladar ante nuevas apuestas en donde las papilas gustativas estallen de placer al probar en un mismo bocado sal, picante, cítrico, dulce, ácido o amargo.
Sin ir muy lejos, México es uno de los países que más promueve este mix de sabores pues para nadie es un secreto que la mayoría de sus postres incluyen en sus ingredientes chili en polvo, así como en España, y gracias al afamado cocinero Ferran Adriá, el consumo de chocolate con sal es una tendencia fuerte, que con el pasar de los años, ha sido replicada en casi todo el mundo.
Bajo este panorama, panaderos y pasteleros colombianos se han trazado un camino exploratorio para encontrar ese sabor único o esos perfiles que nos destacan como país. Frutas exóticas como la gulupa, el arazá y la, ya tradicional, guayaba han encontrado su lugar en las mesas de los amantes de la pastelería.
Estas frutas, llenas de sabor y frescura, se han convertido en el complemento perfecto como ingredientes para una torta, pasteles, panes y postres. Su presencia en la repostería no sólo añade un toque de originalidad, sino que también resalta los sabores auténticos de nuestra tierra. Además, son idóneas para incluir en productos como cremas pasteleras, que integradas con un toque de sal o picante, se convierten en una excelente opción para rellenos de postres, donuts y tortas.
Pero no solo las frutas han protagonizado esta revolución. El uso de harinas diferentes a la tradicional harina de trigo ha sido otro cambio significativo en la panadería y pastelería colombiana. La harina de yuca, la harina de maíz, la harina de yacón e, incluso, la harina de coca han ganado popularidad gracias a su versatilidad y aportes nutricionales. Estas harinas no solo brindan opciones para aquellas personas que no toleran el gluten, sino que también presentan perfiles de sabor únicos que realzan la calidad de los productos horneados. Además, la harina de yacón, en particular, es apta para diabéticos, lo que ha abierto las puertas a un segmento aún más amplio.
Otro cambio importante que ha impactado esta tendencia es el uso de insumos locales. Por ejemplo, en Colombia existen alrededor de 850 tipos de papa, entre las que se destacan nombres como papa Sangre sol, utopía, estrella morada, pacha negra, tocarreña y las tradicionales criolla, sabanera y pastusa, por citar tan solo algunas.
Este insumo es una oportunidad perfecta para crear panes, rellenos, flanes, y postres como el de chocolate con papa.