La Compañía Nacional de Levaduras, Levapan S.A, a lo largo de su historia se ha destacado por tener programas de responsabilidad social que han impactado positivamente a las comunidades en donde operan sus sedes.
Hoy el país y la región viven momentos particularmente importantes, y Levapan como empresa no está ajena a ellos, como compañía privada tiene el reto de buscar la mejor manera de aportar.
Desde esa necesidad, nace Hacemos pan, hacemos paz, un hermoso programa que lleva ingredientes muy importantes para el grupo Levapan, un gran aporte social a través de la educación.
Revista Pan Caliente, entrevistó a Ana Milena Celis* Gerente Regional de Responsabilidad Social del grupo Levapan, para que nos cuente más acerca de este novedoso programa.
Pan Caliente: ¿Cómo nació Hacemos pan, hacemos paz?
Ana Milena Celis: Nació como respuesta a la necesidad que surgió desde la Junta Directiva y la presidencia de Levapan de desarrollar una estrategia enfocada a temas de sostenibilidad y responsabilidad como grupo, teniendo siempre claridad que cada país está trabajando en temas muy interesantes, acordes con su contexto actual.
Es necesario aprender a oír las necesidades de las comunidades, de conocer los contextos en el que se mueve cada una de las operaciones del grupo, entonces, hicimos el mapeo del proyecto para definir cuál era la población que impactaríamos y el alcance que tendríamos; encontramos en nuestros aliados un apoyo y dedicación únicos: Fundación ANDI, Ejército Nacional, Ministerio de Defensa, La Agencia para la Reincorporación y la Normalización, con este grupo colaborativo hicimos el diagnóstico y definimos que los cursos estarían enfocados a víctimas del conflicto armado: soldados y ex guerrilleros reincorporados. Dentro del grupo de soldados encontramos una población olvidada en todo este proceso; los soldado.
PC: ¿En qué consiste el programa?
AMC: A través de nuestros técnicos estamos dictando un curso de panadería básico, distribuido así: 8 horas intensivas diarias durante 3 días, en los que el primer medio día es teórico, aprenden la importancia de la levadura y los demás ingredientes para la elaboración de pan, luego practican elaborando pan de sal y de dulce, el último día aprenden a hacer mantecadas, cupcakes, milhojas, etc.
El curso se dicta en la Escuela Móvil que tiene la compañía hace 10 años, la cual, está totalmente dotada y tiene una capacidad para 15 personas.
PC: ¿Cuál es el objetivo del programa?
AMC: El programa “Hacemos pan, hacemos paz” tiene como objetivo principal participar en la construcción de paz en Colombia, apoyando a las víctimas del conflicto armado, aportando a la generación de oportunidades, el mejoramiento de ingresos y la cultura de un país equitativo, incluyente y reconciliado.
Básicamente es darles herramientas para que emprendan sus propios negocios, como formas de apoyo para sus familias o como una opción.
Creamos una estrategia con la fundación ANDI para que cuando finalice el curso básico de panadería, inmediatamente cada grupo, recibe el taller Plan de Vida, el cual consiste en que ellos plasman y proyectan lo que quieren hacer cuando salgan en libertad. La fundación ANDI les ayuda a entender lo que necesita cada uno tanto en dinero como en organización, para hacer su sueño realidad.
Como empresa queremos entregar herramientas que generen oportunidades de proyectos de emprendimiento y capacidades para desarrollar unidades de negocio productivas, específicamente: panaderías.
PC: ¿Cómo se van a medir los resultados del programa?
AMC: Ese es un aspecto que precisamente nos preocupó mucho como compañía, pues no se trata simplemente de llegar hacer una capacitación e irnos sin hacer seguimiento alguno, entonces en cada grupo cuando les damos la bienvenida, les explicamos de qué se trata el curso, y los invitamos a que continuemos en contacto para conocer el proceso que han tenido; cuando ya tengan su negocio o cuando se vuelvan clientes nuestros; esas historias serán maravillosas de comunicar.
Estamos buscando otros aliados para ayudarnos a hacer el seguimiento y ayudarlos a ellos a materializar su negocio, porque aunque tienen mucho interés en hacerlo, no tienen el recurso económico para lograrlo.
Por ejemplo, los exguerrilleros que hacen parte del proceso de reincorporación cuentan con un plan semilla de 8 millones, sin embargo, los soldados no, una vez quedan en libertad deben comenzar de cero.
Todos los soldados que están adentro, están en la JEP (Justicia Especial para la Paz) hay algunos que llevan 14 años y esperan quedar libres, entonces ya lo tienen como plan de vida emprender en el negocio de la panadería.
PC: ¿Para cuánto tiempo está proyectado el programa?
AMC: Lo que nos queda de 2017 está programado para Bogotá, Medellín, Cali y Valledupar, por ahora el proyecto tiene una duración aproximada de un año en dónde iremos haciendo seguimiento para ir mirando los frutos que va arrojando.
PC: ¿Cómo ha sido esta experiencia para quienes están involucrados por parte de la compañía?
AMC: Ha sido un hermoso aprendizaje, los técnicos me han dicho que ha sido la experiencia más bonita de su vida, se sienten muy orgullosos de pertenecer a Levapan y eso es lo que queremos transmitir, que nuestros colaboradores sientan que la compañía hace parte de estos procesos, en donde si al país le va bien a todos nos va bien. Es muy gratificante también oír a los soldados que nos han manifestado que la llegada de Levapan cobra un mayor sentido para sus vidas, aportándoles herramientas necesarias para comenzar nuevamente. Este programa nos lleva a conocer nuevas realidades sin juzgar.
Es un aprendizaje mutuo que nos recuerda lo afortunados que somos, de verdad hay gente que no tiene nada, que la está pasando muy mal, nos ayuda a valorar y a ser mucho más agradecidos con lo que tenemos.
“La responsabilidad social empieza en una compañía competitiva y fuerte. Solo una empresa en buen estado puede mejorar y enriquecer la vida de las personas y sus comunidades” – Jack Welch
