Un arte llamado pastelería de impulso

Un arte llamado pastelería de impulso

La pastelería es un arte. Y como arte debe entenderse, trabajarse y expresarse en su máximo nivel. Y es que hoy por hoy, los clientes están lejos de consumir una oferta de producto limitada, pues con el pasar de los años las personas, gracias a los viajes, y a las degustaciones en diferentes partes del mundo, se han vuelto más exigentes por lo que ya no basta con tener un producto que resalte por su belleza y estética, sino por la caracterización de sabores que sorprendan, y que lleven a un plano sensorial la experiencia de probar un postre. Porque al fin y al cabo, esto es un arte llamado pastelería de impulso.

Por eso, hoy desde revista Pan Caliente abordaremos un tema que viene en tendencia ya hace algunos años, pero que con el pasar del tiempo adquiere cada vez mayor relevancia para los pasteleros del mundo. Se trata de la pastelería de impulso, o también conocida como formato mini, una línea muy especial que se distancia de las porciones grandes, y cuyo enfoque se centra en el gran reto de mezclar sabores, colores, aromas y texturas en un formato que con tan solo un bocado satisface el antojo.

Aprovechando el lanzamiento de Barry Callebaut en Colombia, hablamos con uno de los mejores chocolateros de Latinoamérica: Alan Espinoza, la cabeza de la Chocolate Academy, de México quien nos habló de tendencias y demás por menores de un arte llamado pastelería de impulso.

Sabemos que lidera una de las 25 sedes de una prestigiosa academia de chocolatería a nivel global. Desde su perspectiva ¿Cuál cree que es el rol de la pastelería de impulso?

Este es un tema muy interesante porque cada vez nuestras maneras de consumir son diferentes. Por ejemplo, en los países latinoamericanos las personas no compran una torta o pastel por gusto propio, generalmente hay una celebración detrás. El mercado está invadido de porciones grandes, pero ¿qué pasa si alguien vive solo en casa o con su pareja? Pues un producto para 20 personas no será de su interés. Allí es donde juega un papel fundamental el formato mini pues permite generar un consumo en el momento, e incluso, si el cliente lo desea, repetir en diferentes momentos del día. Este formato cada vez es más frecuente en panaderías y pastelerías bajo la intención de convertirse en una degustación rápida y que satisfaga la parte hedonista e indulgente del ser humano.

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